16 de septiembre de 2009

Del prohibicionismo


En mi vida he sido discriminado por tantas cosas; por llevar el pelo largo, por comunista, por escribir lo que no se debe, por inmigrante sudaca. Ahora me toca una nueva: ser discriminado por fumador.”


Miguel García



Eran las 10 de la mañana pasaditas de un miércoles cualquiera cuando recibí un mensaje SMS de mi amigo Luis Diego (Cachimba). Me advertía de la posibilidad de que la administración del Club Sport Cartaginés declarara al estadio “Fello” Meza como un lugar libre de humo. Los domingos siempre me han parecido una especie de menstruación del calendario en la que pocas cosas pueden hacer de la vida de un centroamericano sin rentas algo medianamente llevadero. Asistir al estadio es una de ellas. Si bien el equipo no nos depara muchos momentos para el regocijo lo cierto es que se asiste y se ofende y se grita y se colma de injurias la estirpe de cualquiera de los adversarios. Y además de esos típicos ingredientes tenemos los subterfugios para ingresar monedas u otros objetos contundentes y las extravagancias de medio tiempo. Aún no contamos con la presencia de señoritas que animen la virilidad maltrecha de muchos de los asistentes pero todo indica que dentro de poco tendremos algo así como las Vigencitas Brumosas o las Paperitas del Irazú. La ya reconocida afición etílica de los cartagineses propicia un regateo inmisericorde a los 15 minutos reglamentarios de descanso y sucede entonces que los integrantes de esta comunión se apelotan con prisa a las puertas de la Cantina y Pulpería La Nave o de la Taberna Cartaginesa. Otros, menos ortodoxos, exigen sus bebidas en el bar Aquel Lugar o el bar El Estadio. Salvo las oportunidades en que asisto acompañado de mi padre, regularmente opto por mirar el partido desde la gradería de sol; detrás del marco enemigo, norte o sur, según sea el caso. El prohibicionismo de las autoridades me ha privado de la posibilidad de ingresar con alcohol o cualquier otra bebida. Ni siquiera un termo de café para entretenerme la garganta. Y ahora, animados por esa ridícula cruzada anti-tabaco que financian las farmacéuticas, pretenden vulnerar mi legítimo derecho a fumar. El estadio Fello Meza aún conserva algo de las plazas de pueblo. Se trata de un espacio más que abierto donde el humo se diluye de manera casi imperceptible. ¿Qué impacto real en la salud pública puede tener una prohibición de tal naturaleza? ¿Qué impacto real tiene la exposición de un no fumador que observa un partido al lado de un fumador? ¿Qué habrá detrás de esto? Tomemos la siguiente cita del web site cartagines.net:

(…) El Cartaginés podría sumarse a la iniciativa del Ministerio de Salud que promueve el no uso del tabaco, los brumosos trabajan para ser parte de las instituciones privadas que se han declarado como espacios libres de humo (…) Según datos proporcionados por la empresa Pfizer, coordinadora en conjunto con el Ministerio de Salud, hasta ahora el Plan ha brindado soporte a alrededor de 25 compañías en Costa Rica, a través de las cuales se ha impactado con mensajes educativos a más de 15 mil trabajadores de empresas de diferentes sectores productivos (…)

Pfizer. Según el diario El Paísla llamada ley antitabaco ha disparado la venta de productos para dejar de fumar, y la previsión es que el mercado mueva alrededor de 37 millones en 2006, aunque todos piensan que luego remitirá ese auge.” Según este medio Pfizer aumentó las ventas de sus parches Nicorette hasta en un 158,2% como resultado de la aprobación de esta ley sólo en España. La industria farmacéutica, según el periódico Le Monde Diplomatique, lejos de verse afectadas por la celebérrima crisis ha reportado ganancias. La ofensiva de los monopolios farmacéutico-industriales no tiene fronteras, como dice Ignacio Ramonet. Los estudios que “demuestran” que el tabaco es la principal causa de cáncer ignoran que países como Costa Rica importan toneladas de agroquímicos que son vertidos sobre los mantos acuíferos que nos abastecen de agua y sobre nuestros alimentos. Ignoran que gran parte de la presencia de CO en el aliento de numerosos individuos proviene de la combustión de los miles de vehículos que alimentan el gigante complejo petrolero-automotriz. No sería del todo aventurado sospechar que muchos de estos estudios sean pagados por las mismas farmacéuticas. La única causa certera de la muerte es la vida. No pretendo negar que el fumado tenga impactos nocivos en la salud. Pero que quede claro algo: de momento ser fumador NO es un delito.