2 de octubre de 2008

Horror en Lima


Cuando el delirio de la gente no se puede contener

La Selección Argentina le ganaba a Perú 1 a 0 en el preolímpico jugado en Perú y el partido se suspendió por la invasión de unos aficionados y la exaltación general. Se suscitó uno de los mayores horrores de la historia del fútbol, una de las mayores tragedias en la historia del fútbol mundial tuvo como protagonista a la Selección Argentina de fútbol sub 23. Es una historia muy pocas veces contada o publicada. Fue terrible lo que pasó esa tarde del 24 de mayo de 1964 en Lima.
Porque Argentina le ganó a la selección local 1 a 0 por el torneo preolímpico que clasificaba para Tokio ’64, y el fútbol quedó como un dato estadístico para tener a la muerte como principal protagonista. Porque 340 personas fallecieron en ese partido y quedaron unos 500 heridos. El torneo, que clasificaría a dos equipos sudamericanos para los Juegos Olímpicos, arrancó para Argentina el 8 de mayo con un triunfo frente a Colombia por 1 a 0 y seguiría con tres victorias más: 1 a 0 a Ecuador, 4 a 0 a Chile y 3 a 1 a Uruguay para llegar a ese partido ante los peruanos en el estadio Nacional de Lima, colmado por 45.000 personas y con mucho público en los alrededores queriendo entrar.
Por eso, los organizadores decidieron cerrar las puertas sin saber las consecuencias que ese hecho iba a acarrear.
Ernesto Duchini, el DT argentino, ese día mandó a la cancha a Cejas; Morales, Bertolotti, Perfumo y Pazos; Malleo, Mori y Cabrera; Domínguez, Manfredi y Ochoa.
Hubo un gol de Manfredi para la Blanquiceleste, a los 15 minutos, y todo siguió con dominio visitante hasta que a los 39’ el peruano Lobatón levantó la pierna frente al argentino Morales con una “plancha”, en la jugada que terminó en gol peruano. El árbitro uruguayo Ángel Eduardo Pazos lo anuló y cobró infracción.
En ese momento ingresó un aficionado, el Negro Bomba, que intentó agredir al juez pero fue detenido antes. Después lo siguió otro hincha, que también fue contenido por la policía, mientras la gente en las tribunas comenzó a protestar e insultar y varios querían invadir la cancha. La policía tiró gases lacrimógenos, lo que generó una estampida en las gradas hacia las puertas de salida… ¡que estaban cerradas!


El caos fue general y los aficionados comenzaron a morir asfixiados o aplastados. Heridos y fallecidos fueron trasladados a la zona de vestuarios, en donde los jugadores argentinos fueron testigos de ese hecho aterrador.
Después la situación de violencia se trasladó a las calles, donde hubo micros y autos incendiados, policías muertos e intercambio de balazos. Lima estaba revolucionada y la cifra de decesos iba creciendo.
El horror se había instalado. Las 340 muertes se originaron a partir de un gol anulado, una invasión, gas lacrimógeno y las puertas que ¨algunos¨ decidieron cerrar.