Hay que ver esta obtención de la selección uruguaya de su décimo quinta Copa América más allá que un logro de un buen grupo de jugadores guiados por un buen estratega. Es la consagración temporal de un período de sanación del fútbol global del país oriental.
Luego de un bache de casi dos décadas en las cuales no hubo mayor logro futbolístico, el costo por la transición generacional que ha tenido que pagar el uruguayo ha sido alto. Desde aquella etapa comandada por el "Príncipe" Francescoli, el inolvidable Carlos Alberto Aguilera y esa celeste del "Pichón" Nuñez (de no muy grato recuerdo en tiquicia), han pasado grandes futbolistas, pero nunca se acopló un cuadro con la garra y buen fútbol característico de los charrúas.
Recordamos a los Rubén Sosa y Paz, Pablo Bengoechea, Antonio Alzamendi, Alvaro Recoba, Darío Silva, Fabián Carini, "Rifle" Pandiani por citar sólo algunos pocos dentro de una lista casi que interminable de futbolistas que brillaron en sus respectivos cuadros pero nunca amalgamaron una selección digna de representar un histórico del fútbol mundial.
Más allá de su par de títulos universales (1930 y 1950) y de un par de semifinales (1954 y 1970), sus ahora 15 Copas Continentales, Uruguay representa una fábrica natural de futbolistas y técnicos. Hablamos que de un territorio de no más de 177 mil kms. cuadrados y una población no mayor de 3,5 millones de habitantes, el país sudamericano exporta anualmente cientos de futbolistas profesionales a todo el mundo.
El ascenso del fútbol charrúa se ve claramente en los logros obtenidos en estos últimos 12 meses. Enlistemos solamente el cuarto lugar en la pasada Copa del Mundo con un nivel sobresaliente (luego de ser el último clasificado merced a la disputa del tiquete por repesca contra Costa Rica - 3-1 global -), el subcampeonato obtenido por el Peñarol en la pasada edición de la Libertadores, sumemos el subcampeonato Sub17 frente al local México y ahora la consecución de la copa continental por sobre el super favorito local y la siempre candidata Brasil.
Las claves de ese ascenso del nivel pueden ser múltiples, sin embargo hay una que es de las principales: seguimiento. El trabajo del "Maestro" Oscar Tabarez da sus frutos luego de oleadas de ataques y el omnipresente serrucho. Pese a los altibajos durante la pasada eliminatoria, y que le costó ese par de partidos extra para su clasificación, la permanencia del estratega oriental hoy está más que justificada. Nadie recuerda los tragos amargos luego de derrotas contra Chile o en la última fecha aquel gol agónico de Argentina en Montevideo.
Ayer domingo, el distinguido periodista de la cadena FOX Miguel "Titi" Fernández, aclaraba la gran diferencia que existe entre el trabajo de los directivos argentinos y el buen tino charrúa. Acusaba de tener el tierras "ches" a buenos "seleccionadores", personas que hacen una lista, la envían a los distintos equipos en Europa y luego en 36 horas tratan de armar un equipos que, aunque plagado de estrellas, no se acentúa en el terreno de juego. Mas en cambio, un director técnico es aquel que impone su idea de juego, la practica hasta ser absorbida por sus dirigidos y luego la aplican en el juego.
Uruguay luego de tropiezos, golpes, críticas, sabe a lo que juega. Oscar Tabarez ha logrado impregnar en cada jugador charrúa esa mística histórica que tantas veces le leimos a Galeano. Uno por uno, el once distribuido en el campo conoce su función y de su aplicación individual depende el logro colectivo. Al frente los Forlán, Lugano, Cavani y Suárez comandan la avanzada custodiados por peones de lujo como los Maxi y Alvaro Pereira, Cáceres, el nuevo "titán" Coates, Pérez, Ríos, González siempre custodiados por el hoy turco Muslera.
Cada partido es una batalla, sudada y peleada a más no poder, pero fijada desde antes con serenidad y precisión. Ese "Caballo de Troya" celeste avanza conquistando logros y admiradores. El fútbol vuelve a ser humano, nuevamente presenta nombres y apellidos como embajadores. Al menos, por un minuto, olvidamos el escalonamiento frígido, el empalagoso chiqui chiqui de los 156 pases, para recordar qué hermoso era cuando el líbero avanzaba con el balón sin reparo, cómo al marcador izquierdo le sacan un gol con la mano, como el portero va a cabecear en el último suspiro, recordamos cómo es el fútbol en América!
"El fútbol se inventó en Inglaterra, pero se hizo lo que es en América", en ningún otro lugar del orbe se vive, siente y sueña fútbol como en esta tierra, por eso la Copa América sigue siendo el torneo más atractivo en el mundo del fútbol. Y es por lo anterior que hoy Uruguay merece estar en boca de todos, y al lado de su nombre la palabra "Campeón" inscrita.
Qué bien, Uruguay!
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